¡El aplauso y los gritos para Miguel de
León! ¡Bienvenido Miguel! Un hombre que es capaz
de producir esos gritos de pasión, ¿cómo es eso que
no se siente galán? Dices que eres más actor que
galán.
MIGUEL: Bueno, sí,
yo me formé como actor. Cuando llegué aquí me
dijeron que era galán.
Te dijeron.
MIGUEL: Sí
¿Tú nunca lo supiste?
¿Nunca soñaste con ser galán?
MIGUEL: Luego que ya estaba en
el medio, sí. Nadie puede negar que esa es una perspectiva
que se puede abrir pero siempre es difícil que llegue,
¿no? He tenido la suerte de correr con esa suerte,
así que valga la redundancia.
Tú comenzaste de malo. El día
que te dijeron: "Miguel, para la próxima telenovela vas de
galán." ¿Tú dijiste: "¿Yo?"
¿Qué dijiste?
MIGUEL: Bueno, sí, uno
siempre piensa que es difícil quitarse de encima el astre
de hacer de malo, ¿no?
De hacer de malo, de villano
MIGUEL: Sí, pero se ha
hecho una casi condición al medio que las personas que llegan a
protagonistas normalmente pasan por las contrafiguras, ¿no?
Es como una prueba de fuego para ellos. Y después de
cumplir con eso, si... me imagino... determinan que lo hace bien, que es
aceptado por el público...
¿Cuales son las cualidades de un
galán, Miguel? ¿Cómo debe ser un
galán?
MIGUEL: Bueno, la verdad que a
estas alturas no lo sé porque habemos de muchos tipos,
¿no? Me imagino que las condiciones fundamentales son
ser un buén actor. Son 200 capítulos o 300
capítulos los que uno realiza en una novela. Hay que
tener mucho aguante para poder hacer esos 200 capítulos y
mantener al público cautivo. Durante esas 200 horas al
aire, se llega todos los dias. Al público no lo puedes
cansar. Ahí tiene que haber condiciones actorales, tiene
que haber condiciones personales.
Hablando de la parte personal, mientras tú
eres el galán de la telenovela también eres la
ilusión y el sueño de todas las mujeres que están
en la calle. ¿Cómo es tu vida normalmente cuando se
está transmitiendo una telenovela donde tú llevas el peso
de la historia amorosa?
MIGUEL: Bueno, nosotros cuando
estamos haciendo una novela, no tenemos vida.
No hay vida. Sí, no sé
cómo es porque realmente no he salido nunca.
MIGUEL: Sí, es
difícil poder tener un rato libre. Por ejemplo, me imagino
que ¿tú hablas de cuando uno va a la calle a comprar algo?
Sí, ¿qué pasa cuando hacen
las cosas cotidianas: cuando salen con una novia a comer, cuando
ponen gasolina al carro, cuando hacen supermercado, etc.?
MIGUEL: Bueno, hay que
acostumbrarse a que la gente te conoce, a que tú eres familiar
para ellos. A pesar de que tú no conoces a nadie, todo el
mundo te conoce y tienes que tratar ya, al público que te ve,
como tu familia; no solo la familia que tienes en la casa.
¿Pero se puede hacer eso? Digamos,
¿hay paciencia, hay tolerancia como para que todas las veces que
tú vas al mercado... pués, vayas acompañado y ser
simpático con todas las muchachas, con las señoras, con
las viejitas?
MIGUEL: Hay que hacerlo,
sí sí. Ya después que tú asumes que
es tu familia, tienes que hacerlo.
¿Forma parte del trabajo?
MIGUEL: Sí sí,
forma parte del trabajo. Y es posible que uno tenga algún
día en el que uno no se levantó con el pié derecho
sino con el izquierdo, ¿verdad? Entonces ese día uno
debe decidir no salir a la calle.
¿Es preferible? ¿Y qué
pasa cuando te levantas con el pié izquierdo pero tienes
que salir inevitablemente?
MIGUEL: Que sea a trabajar
nada más pero trato de no pulular en la ciudad, pués;
no ir a ningún centro nocturno ni meterme a un supermercado.
¿Es difícil, Miguel, para un actor
tán cotizado como tú mantener, por ejemplo, una
relación sentimental estable y que todo lo que te rodea como
galán no interfiera en ese novio y esa novia que son novios
comunes, pués?
MIGUEL: Bueno, hay que hacer
el tiempo para poder hacer estable esa relación.
¿Cómo? ¿Cómo se
hace? ¿Cómo lo logras?
MIGUEL: Duermo muy poco.
Ríe a carcajadas.
Sí. Si salgo de aquí a las 11 de la noche, por
ejemplo, yo visito a Gabriela y puedo estar ahí hasta la 1 de la
mañana así...
Gabriela Spanic, su novia. Hacemos la
aclaratoria.
MIGUEL: ...así tenga que
pararme al día siguiente a las 7 de la mañana para venir
a trabajar.
¿Y cuando salen por ahí a hacer lo
que hacen los novios normales: a tomarse un cafecito, a tomarse
de las manos y mirarse a los ojos que es típico de los novios?
MIGUEL: Bueno,
imagínate. En este caso somos los dos. Cuando
salimos y la gente se nos acerca, nosotros lo entendemos con toda la
cordialidad que se pueda. Si llega un momento en el que no nos han
dejado... Porque la parte mala es la intimidad; por supuesto, no la
tenemos; en público, jamás.
¿Y no te hace falta? ¿No la
necesitas?
MIGUEL: Sí.
Sí hace falta pero, lamentablemente, esto es lo que a uno
le gusta hacer.
¿Sacrificas entonces tu intimidad?
MIGUEL: Sí, hay que
sacrificarla. La intimidad está relegada para los momentos
en los que estamos solos.
Entre cuatro paredes
MIGUEL: Y en público,
bueno, no tenemos tampoco la pena de... por ejemplo, estamos entrando en
un restaurant, nos damos un beso y, claro, la gente se queda viendo
así y se ríe.
La gente empieza a buscar las cámaras
porque cree que están grabando una telenovela. Los dos se ríen.
MIGUEL: Sí sí
La gente se enternece. En tu caso podemos
decir entonces que el tener esta relación estable es mucho
más fácil porque Gabriela es actriz, es también
famosa, tán famosa por los hombres como tú con las
mujeres, digamos.
MIGUEL: Sí sí
sí sí, y eso, por supuesto, conlleva a mucha más
comprensión, ¿verdad? Yo conozco su trabajo.
Ella conoce el mío. Yo sé que la conocen; ella
sabe que me conocen. Tenemos que ser tolerantes.
¿Qué sucede cuando hay de pronto una
fan loca por el galán? Quizá una fanática
más insistente de lo normal. Una fanática que te
busca, te asedia, ella te encuentra casualmente, te llama a tu casa.
Digamos que la persecusión es un poco como más
constante con la misma cara. Ya tú la identificas.
MIGUEL: Bueno, via
telefónica es muy difícil porque yo...
¿No tengo teléfono?
MIGUEL: No, sí tengo
teléfono pero vivo en casa de mis padres. Ellos son los que
atienden y filtran toda la información.
Todo
MIGUEL: Y cuando estoy solo,
hay una contestadora telefónica y yo nunca lo agarro.
¿Nunca atiendes el teléfono?
MIGUEL: No
¿Y cuando estás esperando una
llamada? Uy, yo recuerdo la época en la que uno dice:
"Me va a llamar, me va a llamar," y el teléfono no
ha terminado de repicar y uno está: "¿Halo?".
Digamos, cuando estás esperando una llamada que para ti
es importante, ¿no te pica la mano por atenderlo?
MIGUEL: Bueno, si la persona es
conocida, yo tengo el teléfono, por ejemplo, memorizado en el
teléfono celular y yo veo en la pantalla quién es.
Ay, es una maravilla los telefonitos esos que
hablan.
MIGUEL: Sí
Tú siempre andas con esa sonrisa, con esa
ternura, Miguel. Los que te conocemos siempre te vemos así.
¿Eso eres tú o es el galán?
MIGUEL: Soy yo. Es una
condición inata mía.
Tú te tomas todo con calma.
MIGUEL: Sí
Con sonrisa
MIGUEL: Ujum
¿Qué es lo mejor que tiene un
galán?
MIGUEL: ...Su magia
Su magia y su paciencia en tu caso.
¡Miguel de León, galán de galanes!
|