Arqueología y Prehistoria del Noroeste de México: Un "Rudo Ensayo"

David Phillips

Suroeste de Chihuahua

En este ensayo, el suroeste de Chihuahua se define como la porción del sur del estado que cae en la Zona 3 (Sierra Madre Occidental), así excluyendo a zona alta de cuencas y sierras (la Zona 4). Bajo esta definición, el suroeste de Chihuahua incluye las aguas cabeceras de ríos que corren al Atlántico y también al Pacífico. En los siglos recientes el área ha sido dominado por los Tarahumaras. No debemos caer en la tentación de interpretar los restos arqueológicos locales solamente en términos de la cultura Tarahumara, pero sí podemos tomar nota su población dispersa, de la flexibilidad de su patrón de asentamiento y su agricultura, y de la falta total de una jerarquía social. Los restos arqueológicos indican algo parecido para la prehistoria.

La mayoría de los sitios documentados se encuentran en cuevas y abrigos, que fueron utilizados para la habitación, pare el almacenaje de comestibles, y para los entierros. Las estructuras construidas en las cuevas incluyen cuartos y graneros. Estos sitios de tipo "casas-acantilado" extienden en la Sierra Madre Occidental hasta el sur de Durango (Lazalde 1984; Narez 1995; Rubín de la B. 1946).

En su resumen del uso temprano de las aguas cabeceras del río Conchos, MacWilliams et al. (2008) mencionan tepalcates encontradas en una cueva con el nombre de Ganochí (lugar del gigante). Los depósitos también incluyeron un "contenedor grande de paja y lodo" (MacWilliams et al. 2008). (Cestas grandes para el almacenaje fueron hechas de cables cosidos de paja, cubiertos de lodo. Sospecho que los graneros enormes de la parte norte de la Sierra Madre Occidental son este mismo artefacto en una escala más grande.)

Suzanne Lewenstain (1993, 1995; Lewenstein y Sánchez 1991) han documentado 20 sitios a ambos lados de la división continental. Estos sitios incluyen cuevas y abrigos (algunos con estructuras), un sitio encima de una colina, agrupaciones de artefactos (incluyendo talleres para la producción de utensilios de piedra), y pinturas rupestres. Los sitios incluyen tepalcates parecidas a la cerámica Tarahumara y piezas de obsidiana tallada.

Durante el siglo XX, los pocos arqueólogos quien trabararon en las barrancas profundos del costado Pacífico enfocaron sus esfuerzos en los sitios en cuevas. En 1931 Roberto Zingg localizó más de 40 sitios cerca de Norogachic, y excavó en por lo menos dos cuevas. Zingg desarrolló una secuencia de fases para el área, pero es mejor no depender de sus conclusiones (MacWilliams 2001:76–79; Taylor 1943). El patrón local incluye el uso de cuevas como habitaciones y para entierros, el maíz, cestas, tela de fibra de agave, mantas de plumas o de pieles de conejos, y una cerámica por la mayor parte sin decoraciones. Las estructuras en cuevas incluyeron habitaciones óvalos y graneros, hechos de piedras y lodo.

Ascher y Clune (1960) excavaron el la Cueva de la Cascada, cerca de la Cascada de Basaseachic. La mayoría de los restos arqueológicos fueron entierros cubiertos por petates. Las materias orgánicas también incluyeron muestras de algodón, maíz, y calabazas comestibles y para el almacenaje (Clune 1960). Los excavadores descubrieron cinco tepalcates polícromos probablemente inspirados por los polícromos de la zona sur de la cultura Casas Grandes. Los otros tepalcates eran de color cafén, sin decoración.

En 1980 el Museo del Hombre (Museum of Man) en San Diego, California recibió dos individuos momificados, robados de una cueva cerca de Loreto. El primer individuo fue una mujer adoloscente, el otra un niño. El informe (Tyson y Elerick 1985) sirve como modelo de lo que se puede hacer con tales restos humanos, incluso cuando se falta el contexto original. Un fecho de radiocarbono indica que las momias tienen un edad de 860 ± 40 años (BP). El saqueo de las cuevas de la sierra alta tambén ha resultado en muestras de tejidos prehistóricos, en algunos casos impresionantes (Mera 1943; O'Neale 1948; Phillips 1987).

El arte rupestre local ha sido documentado mínimamente por Irigoyen (1979) y Lumholtz (1973) (ambas fuentes citadas por Guevara S. [1985] y Lewenstein [1995]).


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Última revisión: 6 de septiembre 2009.
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